Los orígenes del fondant tal como se conoce actualmente se remontan a la época renacentista, periodo durante el cual el presupuesto de los pasteleros más humildes no alcanzaba para comprar grandes cantidades de azúcar. Por ello, echaron mano de la imaginación y se dedicaron a elaborar una mezcla de azúcar y almendras para decorar su repostería. Aquella masa era algo muy similar al mazapán, una versión muy cercana a la del fondant que todavía en la actualidad tiempo se elabora en países como México.
Fue lejos de allí, no obstante, donde se inició la tendencia: Australia y Reino Unido fueron las primeras naciones en dar uso a la mencionada pasta de azúcar, que luego se expandió por Europa antes de cruzar el océano y llegar a EE UU, donde entre los siglos XX y XXI se gestó el “boom” de las tartas fondant, y posteriormente el de las galletas, los cupcakes y otros dulces con la famosa cobertura.